Disociación y diagnósticos asociados
La disociación surge como resultado de la incapacidad de asimilar una experiencia emocionalmente muy intensa y dolorosa, de forma que la memoria de lo ocurrido queda almacenada de modo fragmentado en módulos mentales separados. Por ello, la disociación se puede conceptuar como un estado mental en el que los módulos mentales están en parte no integrados o no son totalmente conscientes para la persona.. no hay una mente unitaria.
La disociación es una forma de defenderse de la experiencia traumática en un momento de la vida y que, con el tiempo, se torna en una forma de enfrentarse a cualquier tipo de estrés.
Además, tiene un origen no consciente, es decir, la disociación no es algo que ocurrra de forma voluntaria.
Los síntomas disociativos pueden agruparse en tres grandes grupos (Steinberg, 2002): amnesia, desrealización/despersonalización y confusión/alteración de la identidad. Se puedenn dar algunos síntomas y otros no, dependerá del grado de gravedad de la disociación.
Existen múltiples personas diagnosticadas de otros problemas que, de base, lo que presentan es un trastorno disociativo más o menos grave. Esto ocurre por diversos motivos: la disociación es muy cambiante en su evolución a los largo de la vida y existen períodos en los que los síntomas disociativos son menos evidentes; presenta una elevada comorbilidad con otros trastornos (es decir, la persona puede tener varios diagnósticos simultáneamente); los síntomas pueden ser confundidos con los de otros trastornos; y la tendencia de los pacientes a ocultar o disimular estos síntomas hace más complicado poder diagnoticarlo.
Los ejemplos de diagnósticos más comunes con los que pueden llegar los pacientes disociativos a consulta son:
- Trastornos psicóticos
- Trastornos del estado de ánimo y de ansiedad
- Trastornos por somatización o somatomorfos
- Trastorno límite de la personalidad (TLP)
- Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
- Trastorno de control de los impulsos
- Adicciones